«La palabra como alimento de nuestra motivación, una búsqueda infinita de acordes para conjugar verbos que se adhieren de manera coherente, a la espistemología de las narrativas migrantes…»
Esta semana iniciamos con las intervenciones de nuestro editor Alejandro Rabelo García, que a través de sus columnas nos orienta acerca de la importancia de la escritura como herramienta de resistencia para las corporalidades migrantes. Desde aquí abrimos la ventana a un universo de maravillosas posibilidades. ¡Disfruten de la lectura!
Julián García Pola, mi bisabuelo materno, nació en la década de 1870, en Murcia, España. Dado que su único hijo -mi abuelo- nació en 1924 en Villahermosa, México, no perteneció a la generación del Exilio español, término con el que conocemos a quienes huyeron de la península ibérica, como muy tarde, a partir del golpe de Estado de Franco en julio de 1936. Jamás se asumió como exiliado, ni siquiera como migrante: Era un español con esposa indígena y progenie mexicana.
La huella del Exilio español recorre México y el larguísimo siglo XX de 3 generaciones: Ninguno asumido…
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