Han pasado los días y la ausencia consciente sigue doliendo, duele más que ayer…
Ella… ella lo es todo para la armonía de mi existencia, pero… ha sacudido tan fuerte el árbol de mis lealtades, que lo he podado, me he alejado aún sabiendo que nunca le he traicionado, nunca le he mentido, nunca le he fallado…
Certezas que no tengo, certezas que me abalanzan contra la pared de una realidad incierta, apestada de normas y leyes inventadas por los más listos…
No tengo certeza de nada, sólo de mi inmenso amor por ella y de mi desazón sin su desubicada presencia…